Era Junio
1989
-Aquí
hay trabajo!!
La
voz de mi hermano Melchor, sonando a través de mi madre.
-Ezo
e lo que madicho. Azin que tu zabrá.
Lanzarote,
que extraño sonaba.
Uno
creía que las Islas Canarias eran Gran Canaria y Tenerife... las otras como que
eran menos conocidas. Al menos para mi.
Mi
hermano el mayor estaba allí, en Lanzarote, con toda su familia. Cuatro hijos
maravillosos y su mujer, la Luisa.
Habían
muchos más del pueblo. El Tari, el Hormiguita... y otros que se fueron, como mi
hermano, donde estaba el trabajo.
En
Lanzarote había mucho trabajo, porque era el boom de los hoteles. Hacían falta
albañiles para construirlos y personal para trabajar en ellos.
Mi
hermano mayor ya tenía experiencia en ello. Había estado en Mallorca, en los
hoteles. Pero aquí estaba trabajando como albañil y después como carpintero,
con otro más del pueblo.
No
sabía bien que hacer.
En
el pueblo no había muchas salidas laborales.
Pero
irme tan lejos...
Me
encontraba con el dilema que imagino todos habremos tenido en más de una
ocasión.
Me
frenaban los amigos, la familia, la novia...
Me
alentaba el trabajo, la oportunidad de salir, lo nuevo...
Creo
que tampoco lo pensé mucho.
Mi
padres me pagaban el billete de ida hasta Lanzarote.
Me
imagino el esfuerzo que tuvieron que hacer para pagármelo.
En
aquella época volar en avión era muy caro.
Creo recordar que costó como
25.000 pesetas (150 €) sólo ida.
Gaspar
y yo fuimos a Ecija, a una agencia de viajes.
Creo
que fue en Junio, no recuerdo bien el día.
Salida
del aeropuerto de San Pablo (Sevilla) a Lanzarote, haciendo escala en Gran
Canaria. Era la única opción.
Si
ya me daba miedo el viajar en avión, por el desconocimiento y por el avión en
sí... lo de hacer escala, me parecía complicadísimo.
¿Cómo
es eso? ¿Qué debo hacer? ¿Y la maleta? ¿Sabré? ¿Me perderé?
Bueno...
la verdad es que me preocupaba, pero no me agobiaba tanto como el hecho de
pensar que iba a dejar atrás a tantos seres queridos, a lo que me iba a
encontrar, a tanta incertidumbre y miedos a lo porvenir.